Fringe: Primera temporada
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La gran conspiración ha finalizado su primera temporada con suficiente hype para esperar su próximo estreno ¿Pero qué nos dejo está serie casi sin comerciales?

Luego de disfrutar cada episodio de Lost durante cinco temporadas, fue un alivio al anunciarse que a pesar de su futuro y cercano final, aún tendríamos más calidad por J.J. Abrams cada semana con su nueva serie Fringe. La cual demostró en su primer capítulo que esto ya no es una isla perdida con personajes que se desarrollan poco a poco sin un fin aparente. Y no lo menciono como algo negativo, simplemente Fringe es diferente a Lost y hay que dar gracias a eso, porque no cayó en el cliché de “una vez más lo mismo, por toda la eternidad”

La serie cuenta con personajes característicos que quizá no parezcan lo suficientemente interesantes para algunas personas, pero que en cada episodio aportan de alguna forma al desarrollo de la trama y sus características, ayudando a que se les conozca paulatinamente y no de inmediato. En este sentido sobresale de inmediato la relación del Dr. Walter Bishop y su hijo Peter, con quienes se relacionan todos los capítulos directamente convirtiéndolos en la pareja que lleva el peso de cada dilema. Pero sin opacar el resto de personajes que también mantienen relaciones importantes, como la agente Dunham con su superior el agente Broyles o con Nina Sharp, la representante de Massive Dynamics.

Por otro lado ver y disfrutar Fringe, puede parecer un tanto brusco para quienes se encuentran acostumbrados a ver muchos episodios de relleno con romances al aire, monstruos sin sentido y solo de vez en cuando un capítulo de relevancia con la razón por la que uno observa el show. Pero aunque cada capítulo de esta serie trata temas auto-conclusivos, todos se encuentran ligados por un hilo principal que se dirige hacia un objetivo único, descubrir que es el patrón y quién es el enemigo, sin involucrar historias irrelevantes para extender la temporada sin sentido alguno.

Donde además la ciencia se entremezcla en casi todos los argumentos relevantes, sucesos totalmente fuera de la realidad, son sustentados por ideas casi demenciales que tienen su origen en teorías reales y que no parecen demasiado ilógicas o imposibles, cuando son explicadas y llevadas a la práctica en la serie. Me parece sumamente interesante y positivo este tipo de creaciones, que pueden atraer la atención hacia temas que la mayoría de la gente desprecia por relacionarlos equivocadamente con lo aburrido, obsoleto o inútil. En otras palabras, con series como Fringe uno encuentra respuesta a lo que alguna vez se pregunto en la escuela “¿Para qué sirve la física, las matemáticas, la química o la biología?”

Y aunque como casi todos sabemos, existen fanáticos iracundos declarando que Fringe es una copia mal hecha de los X-files. Lo cierto es (al menos en mi opinión y también como fan de la obra de James Carter) que por los puntos que ya comente, está serie tiende a ser más divertida por la relación de todos los personajes y no solo la pareja principal, más dinámica en cuanto a la velocidad en que se resuelven y explican los hechos y más directa, tomando en cuenta que no se trata del cliché donde todo el mundo está en contra del héroe tratando de entorpecer su desarrollo. Al contrario, en Fringe se presenta la contraparte, donde todos conforman un equipo que intenta descubrir la razón y objetivo de un enemigo misterioso.

Para terminar, la primera temporada ha finalizado con ciertos detalles de hype, que seguramente se convertirán en un punto importante durante el próximo desarrollo de la serie, donde seguramente se revelarán más detalles ocultos y planteamiento de ideas que nos harán pensar por casi una hora de programación. Por lo que espero que Fringe tenga el éxito suficiente para sorprender por bastante tiempo.

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