El bebé de Bridget Jones | Crítica

Sí, quizá Bridget Jones es uno de los personajes más importantes en la cultura pop cinematográfica de los últimos 15 años, no sólo por ella y por su físico poco cuidado, sino por sus ideas, frases, maneras de ser como persona y amante, por su ropa y especialmente su sentido del humor que tal vez como hombres no entendamos tanto, pero las mujeres se sienten identificadas gracias a que esta mujer promedio fue creada por otra mujer, Helen Fielding, quien dio en el clavo de la heroína común, ganándose el corazón de millones y millones de doncellas de todas las edades alrededor del mundo.

PERO SE EMBARAZA LA SEÑORITA JONES

Dirigida por Sharon Maguire, escrita por Emma Thompson, Helen Fielding y David Nicholls, El Bebé de Bridget Jones continúa una década después -más o menos- con los hechos que dejaran las cosas relativamente conclusas entre Jones y el señor Darcy como una pareja consumada. Pero pues que no es así.

Renée Zellweger vuelve después de doce años y varias cirugías que le cambiaron ese hermoso rostro de hace varios años, a interpretar a Jones ahora siendo una mujer de 43 decidida a seguir triunfando y creciendo como productora de noticiarios de televisión, contando ya con nuevos amigos, una vida estable, felicidad por lo que hace y por cómo va su vida. Sin embargo es su cumpleaños el que le hace darse cuenta de su falta de compañía, de ese alguien que no está a su lado y que necesita a pesar de su relativo éxito. Oh señor Darcy.

Un incómodo funeral -neta no les puedo decir de quién- provoca que Bridget se vuelva a encontrar al señor Darcy ahora casado y con semejantes arrugas en el rostro, interpretado todavía por Colin Firth, que sin importar la increíble y notoria calidad de su ropa, se ve sumamente acabado y que los años no han pasado en vano. Ayudada de su nueva mejor amiga, Bridget decide hacer algo muy loco: asistir a un festival de música de esos donde no sabemos si hay más drogas que personas, lugar donde conoce al carismático Jack Qwant, encarnado por el también muy ajado Patrick Dempsey (Grey’s Anatomy), con quien pasa la noche y no precisamente contando las estrellas.

Los problemas se avecinan cuando Bridget empieza a notar cambios en su cuerpo y es gracias a una prueba de orina donde descubre que está embarazada. ¿Pero de quién? Ah caray, eso es una interrogante que durante los poco más de 100 minutos de proyección, estaremos averiguando pues ambos posibles padres hacen todo lo que esté en sus manos por llevar una increíble gestación y reforzar la relación con la señorita Jones para al final quedarse con ella y el bebé. Quizá se pregunten por qué no hicieron una prueba de paternidad desde un principio. Nosotros también nos lo preguntamos y la respuesta en la película fue de lo más tonta. Pero ni modo.

ACTUACIONES MODERADAS

El Bebé de Bridget Jones no es precisamente una película de acción o efectos especiales, por lo que centra todas sus fuerzas en actuaciones, guión y bromas. En cuanto a actuaciones podemos estar tranquilos, pues el señor Darcy se mantiene con el mismo rostro inexpresivo de las películas anteriores; no lo estoy criticando, estoy hablando de su papel que lo proyecta bien, como siempre ha sido Colin Firth, mostrándose serio, incorruptible y como todo un caballero de principio a fin. Dempsey por su parte explora un lado tierno que con su sonrisa la cual derrite a más de una, se gana al público por sus detalles, su manera magnánima de comportarse con Jones y sus carismáticas mofas durante la película. Zellweger por su parte y probablemente me gane el odio de más de una aficionada, parece que lo único que busca es terminar la película y “por favor que ya no me hablen a hacer otra de estas”. Es más acartonada que su rostro, no convence de ser esa Bridget Jones con la cual nos divertimos en las dos entregas anteriores, que con sus mejillas regordetas y chapeadas más sus vestidos raros podían arrancarnos varias sonrisas y hasta carcajadas. No, en esta ocasión Bridget se debe de agarrar de tantos recursos como sea posible para divertirnos cuando está sola, pues acompañada en pantalla pasa desapercibida por la seguridad y calidad de sus coequiperos histriónicos.

Aquí haré un “punto y aparte” con Emma me-quito-el-sombrero Thompson. Esta actriz conocida por “Sensatez y Sentimiento”, “Harry Potter”, “Nanny McPhee”, “Valiente” y decenas de películas más, aparece como la doctora que lleva todo el embarazo de la señorita Jones, apareciendo de manera esporádica pero con diálogos tan bien hechos que terminan por hacer una actuación redonda y quizá la mejor de toda la película. “Quizá” no, ES la mejor actriz a pesar de no salir más de 10 minutos en total. Por eso el “punto y aparte”, por dar una cátedra de actuación a todo el reparto en tan sólo unos instantes. Magnífica Emma Thompson.

VEREDICTO

El Bebé de Bridget Jones es honestamente mala, pero no aburrida pues contienen varias escenas entretenidas, con diálogos graciosos que sí provocan carcajadas en dos o tres ocasiones. Existen partes en el filme que desearíamos hubieran cortado en la edición final, y cuenta con varios agujeros en la historia o incongruencias que sería mejor no platicarlas, pues caeremos en cuenta de que efectivamente no es buena.

Hay pocas secuencias rescatables, pues son más las que sobran y no tienen un argumento defendible para estar ahí, o tal vez el único sea el de agregar minutos a la proyección. Pero dentro de las experiencias de Jones, mantiene la línea original de las anteriores a pesar de que Renée Zellweger haya hecho un trabajo efímero. Para ponerle un buen adjetivo, está palomera.

Recomendación previa a verla: lleven a su novia aunque les parezca mala, pues se ganarán varios apapachos y el permiso de comprarse ese juego que tantas ganas tienen sin que haya objeción por parte de ella, pues en sus adentros sabrá del sacrificio hecho al pasar 100 minutos viendo la tercera (y esperemos última) entrega de esta saga.

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