Organic Panic Game | Reseña

Por algún extraño motivo el RP de Kopodo no me quiere. Le caigo mal. Al parecer me odia por alguna razón inexplicable. Estas conclusiones las saco a partir de la selección de juego que hizo para mi: Organic Panic Game. Esta es mi reseña y aprovecho para pedirle una disculpa a Luis -el RP en cuestión- por cualquier motivo por el que me haya mandado este juego. Perdón amigo. Te quiero.

ORGANIC PANIC GAME

No sé bien cómo empezar. Sé que es por el principio y lo único obvio es platicarles de qué trata este juego: Las verduras y frutas se pelean contra la carne y el queso. O algo así. Sí, me parece bien que todo el problema es ese, como tipo una oda a los últimos años donde los veganos desean dentro de su alma acabar con la raza carnívora. Pero en videojuego. Mi pregunta ahora es: ¿Quién se atrevería a pelearse contra la carne y el queso? Juntos son un manjar de los dioses del Olimpo. Sólo visualicen una tortilla de maíz caliente, carne, queso derretido encima, salsa, limón, una pizca de sal y a la boca directamente. ¿Quién tendría el descaro de odiar algo tan hermoso?

Desgraciadamente el juego es muy largo, y digo “desgraciadamente” porque no termina de convencer ni de quitar la idea que está basado en Worms, este juego por turnos donde destruían a varias colonias de lombrices. Aquí como fruta, es nuestro deber acabar con la vida de los pedacitos de carne esparcidos por el mapa donde más de doscientas cuarenta y ocho mil quinientas treinta y tres punto dos veces, confundirán los diferentes materiales de los que se compone el escenario, haciendo complicado distinguir en qué momento es viable echar a andar los poderes disponibles en el mapa. Estos poderes sirven para abrirse paso en el terreno, hacer explotar a la carne, quemarlas -se me antojó una carnita asada al carbón-, ahogarlos -y no en limón y salsa para unos taquitos-, en fin, aniquilarlos.

Mientras todo esto pasa, es posible pero no imperativo coleccionar gemas para incrementar nuestro marcador en el nivel, todo con el fin de obtener medalla de oro, plata o bronce, mismas que ayudan más adelante en una lista dispareja de trofeos/logros para nuestra cuenta. Esta lista tiene unos objetivos sencillos y otros muy disparatados, mismos que no nos provocarán las ganas de obtenerlos por el simple hecho de que el juego es monótono, con el extra de no tener platino. Y no pediré perdón por decirlo. Mi perdón es para mi amigo Luis: ya mándame juegos bonitos.

El juego me lo tuve -subrayo- que jugar en PlayStation 4, sin embargo también está para Xbox One y PC vía Steam, sin embargo considero que bien se pudo haber también recreado en la portátil de Sony y hasta en la generación pasada debido a que sus gráficos no son en lo absoluto buenos, es más, son comunes y corrientes y carecen de efectos especiales impresionantes. Sí, reconozco que existen algunos fluidos dentro del juego con un realismo aceptable, lo que no concuerda mucho con la lógica del juego y la vasta imaginación impresa, pero así decidieron hacerlo.

Organic Panic nos lleva durante varios niveles donde el diseño de la dificultad se supondría va incrementando, pero de repente hay unos saltos hacia adelante y hacia atrás que no concuerdan, lo que no garantiza que el siguiente nivel será más complicado, sólo diferente. Y no, no terminan por convencernos de que es un reto y debemos intentarlo hasta lograrlo, simplemente no lo es.

VEREDICTO

¿Ya tan rápido? Sí, ya tan rápido pues a pesar de ser un juego extenso, no es necesario avanzar mucho para darnos cuenta que no lograremos divertirnos en cantidades industriales. Bueno, ni poquito más bien. Me aburrí varias veces, no encontré el sentido, no me fascinaron los controles, ni los efectos. Hallé casi nada positivo a pesar de que es un juego para divertirse, para niños tal vez y para pasar un buen rato destruyendo pequeños e indefensos pedazos de carne, deliciosa carne.

Habrá quien lo ame, que le guste o le parezca bueno, en lo personal no planeo seguir jugándolo pues no cumplió con casi ninguno de mis parámetros para mantenerlo en el disco duro de mi PlayStation 4.

Para finalizar, Luis, perdón, ya mándame algo bueno.

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