Barry Lyndon | Crítica

“¡El primer amor! Qué cambio hace en un muchacho (… )Que diferente hubiera sido el destino de Barry, si no se hubiera enamorado de Nora.”

Narrador “Barry Lyndon”. 1975

El primer amor y el destino, dos temas que desde tiempos remotos han provocado preocupación y fascinación en el hombre. Estos pueden transformarnos, movernos e incluso, llevarnos a tomar decisiones con las que vamos haciendo nuestro camino. Redmond Barry no es exento de esta clase de sentimientos y fue precisamente el primer flechazo de amor lo que lo hizo salir al mundo y forjar su destino.

Tuve la oportunidad de asistir a la proyección de Barry Lyndon en el ciclo de cine de Stanley Kubrick que actualmente se proyecta en Cinépolis. Sabiendo que se trataba de una novela histórica y siendo fanática del género estaba ansiosa de conocer otro film del galardonado director.

Barry Lyndon es una película escrita y dirigida por Stanley Kubrick, estrenada originalmente en 1975. La obra está divida en dos partes y cuenta el acenso, la cumbre y caída de Redmond Barry, un hombre irlandés que sueña con la fortuna. Está basada en la novela picaresca La suerte de Barry Lyndon escrita en 1844 por el inglés William Makepeace Thackeray, quien se inspiró en la vida del aventurero Andrew Robinson Stoney para escribir su novela. La película fue bien recibida por la crítica, ganó cuatro premios Óscar a la Mejor Dirección Artística, Mejor Fotografía, Mejor Vestuario y Mejor Banda Sonora, y fue nominada también a Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guion Adaptado. Kubrick también ganó el premio de la Academia Británica de Cine y Televisión (BAFTA) a la Mejor Dirección y John Alcott ganó el de Mejor Fotografía, la cinta fue nominada a Mejor Película, Mejor Dirección Artística y Mejor Vestuario.

JUGUETES DEL DESTINO

El principal problema cuando una obra literaria es llevada al cine, es que se corre el riesgo de sacrificar su estilo y profundidad. Esto no ocurre con Barry Lyndon, pues el guión recoge perfectamente (a veces de manera literal) ciertos diálogos del libro que le permiten conservar su carácter divertido y dramático tan propio de la novela pícara.

Ryan O’Neal, quien gozaba de la fama por la cinta Love Story, da vida al muy apuesto y talentoso en “las artes del adorno” Redmond Barry, protagonista de la obra, a quien veremos transformarse de un adolescente encantador e ingenuo a un hombre de la alta aristocracia londinense. Marisa Berenson “la chica de los años setenta” encarna a “Lady Lyndon” una hermosa aristócrata un tanto débil de carácter que jugaría un papel primordial en el ascenso social de Redmond, la intachable madre de Barry es presentada por la actriz irlandesa Marie Kean y el fallecido Patrick Magee representa al Chevalier de Balibari, un apostador profesional.

El gran encanto de la cinta radica en la manera en que transporta al espectador directo a otra época en una experiencia envolvente. Los hechos se desarrollan en la Europa del siglo XVIII, en el contexto de La Guerra de los 7 años, de la que Barry eventualmente se enlistaría. Comenzando por lo visual, es un deleite a la pupila, sorprende el meticuloso detalle con el que el barroco como corriente artística es traído a la pantalla. Se expresa en los magníficos interiores de los castillos y salones en los que conviven los personajes Podemos sentirlo en la música que ambienta la acción con piezas de compositores de la talla de Vivaldi y Mozart. Aunado a esto tenemos la perfecta atención a los detalles en el complicado vestuario, en el que las texturas y los brocados añaden otra dimensión al cuadro.

Es evidente que Kubrick se basó en las pinturas de la época para trazar las escenas, es el juego de luces que maneja Barry Lyndon, cuya filmación se hizo únicamente en luz natural para exteriores y luz de velas para interiores, el desenvolvimiento de los actores que carentes de dialogo en ocasiones, nos trasmiten todo mediante su lenguaje corporal, el manejo de las sombras y el acomodo de los elementos, nos llevan inmediatamente a pensar que nuestros personajes viven en una pintura tenebrista.

Kubrick también se toma su tiempo para presentar los paisajes en donde ocurren los acontecimientos, la forma en que la cámara va pasando de una toma abierta y se va cerrando conforme se acerca a los personajes permite un mejor entendimiento del espacio. Además, muchas escenas están filmadas de tal forma que el espectador se siente parte de la misma. Igual parece que estamos en medio de una trifulca a punto de recibir un golpe como que viajamos en el mismo carruaje de Lady Lyndon.

Atemporal, es probablemente una palabra extraña para describir un drama histórico que fue filmado hace más de 30 años, más considero que Barry Lyndon es tan fiel a la condición humana que puede seducir al público sin importar cuando la vean y mantenerlo al filo de la butaca con las peripecias “del héroe”

Los invito a disfrutar de este maravilloso largometraje del 10 al 13 de agosto en las salas de Cinépolis.

Crítica realizada por Adriana Álvarez

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