Borg vs McEnroe | Crítica.

“Creo que no es casualidad que el tenis use el lenguaje de la vida. “Ventaja”, “servicio”, “falta”, “descanso”, “amor”… los elementos básicos del tenis son los de la existencia cotidiana, porque cada partido es una vida en miniatura.”

André Agassi.

Con esta cita de Agassi abre la cinta Borg vs McEnroe, una historia sobre el camino que siguen las leyendas. Éste drama deportivo de origen sueco, dirigida por Janus Metz Pedersen y escrita por Ronnie Sandahl, retoma la rivalidad entre las grandes figuras del Tenis profesional: Björn Borg y John McEnroe, previo al que sería catalogado como “El juego del siglo”. Ambos atletas le dieron gran notoriedad a su deporte y se convirtieron en verdaderos iconos de la cultura popular. El film abrió el Festival Internacional de Cine de Toronto 2017.

La cinta es un desfile de estrellas, contando con la participación de Sverrir Gudnason, como “el hombre de hielo” Björn Borg, Shia LaBeouf dando vida a John McEnroe “Big Mac”, Stellan Skarsgård como el ex tenista sueco Lennart Bergelin, entrenador de Borg y Tuva Novotny encarnando a la talentosa Mariana Simionescu, prometida de John. Además de la participación de Robert Emms y Scott Arthur como los tenistas Vitas Gerulaitis y Pete Fleming, respectivamente.

Se acerca el Wimbledon de 1980, el más prestigioso torneo de Tenis del mundo y el público espera ansioso la colisión de dos grandes. Por un lado, el consolidado tenista sueco y cuatro veces campeón Björn Borg, espera lograr la quinta victoria y por otro, la temperamental joven promesa John McEnroe, compite por el primer puesto. Los críticos anticipan una gran final pero ¿Qué hay detrás de todo esto?

La película abre con Borg literalmente al borde del precipicio. Es el número uno del mundo, los fanáticos enloquecen al verlo y tiene múltiples ofertas de cobertura para su boda con Mariana Simionescu, no obstante, su vida se está volviendo una pesadilla, la presión de los comentaristas, patrocinadores y la atención excesiva de los medios parecieran hacerle cuestionarse si las cosas se le están saliendo de las manos. Se encuentra en la cima del éxito, pero ansía una vida normal.

Por su parte, McEnroe tiene su propia lucha. Es un prodigio del deporte, su talento para el Tenis le había valido ya algunos títulos importantes y varios patrocinios, se le consideraba un rival de cuidado, sin embargo, los medios parecen sólo tener interés en compararlo con Borg y crear polémica a partir de su mal temperamento. Él lucha por encontrar su propio lugar pero sus méritos son terriblemente opacados por la controversia.

El film no sigue una estructura lineal, la historia principal se encamina a la Final de Wimbledon de 1980, pero a lo largo de la cinta somos interceptados por diversos “flashbacks” que permiten comprender la motivación de ambos deportistas, así como instantes que marcaron su formación. Aunque ambos atletas son “tan diferentes como dos personas pueden ser” la cinta los presenta en ocasiones como paralelos. E incluso, como dos fases en un mismo espectro. Hombres apasionados por el tenis y con una fuerte motivación en ser los primeros de su disciplina.

Si bien, la cinta ofrece una perspectiva de lo que ocurre “tras bambalinas” trata con extremo cuidado la recreación de los atletas y sus encuentros. Sverrir Gudnason, cuyo nombre puede no ser muy conocido en Hollywood aún, es la viva imagen del joven Björn Borg, lo que el equipo de caracterización aprovechó al máximo. Trataron de ser tan exactos, que el verdadero hijo de Björn, (Leon Borg) actúa en la cinta en el papel de su padre durante su niñez.

Shia LaBeouf también hace un excelente performance “del chico malo del tenis” e incluso dejó crecer su propio cabello para el papel. La manera en que se hace la demostración técnica de cada uno, el juego profundo y el doble revés tan característico de Borg y los ágiles reflejos y el trabajo cerca de la red de McEnroe, es sumamente agradable y deja ver lo opuesto de su estilo de juego. El maquillaje, el vestuario y la actuación son ejecutados con tal escrutinio que por momentos es fácil olvidar que aquellos que vemos en la pantalla son simplemente actores.

Las escenas son realmente disfrutables y cargadas de dramatismo. La final del Wimbledon parece la réplica exacta de aquel gran enfrentamiento que marcaría la historia. Los deportistas se van haciendo más vulnerables conforme avanza el largometraje, quizás la única queja en éste punto es que podemos ver muchas de las supersticiones de Borg, su dedicado entrenamiento y la meticulosidad con la que se prepara con ayuda de su entrenador y su novia.

Desafortunadamente no es el caso con John McEnroe, a quien sólo podemos apreciar como un joven prodigio de padres demandantes que creció viendo a Borg y es un amo de la estrategia. En éste sentido existe un ligero desequilibrio.

Borg vs McEnroe es recomendada para cualquiera que haya soñado en grande. Los partidos son intensos y logran mantenerte al filo de la butaca aún si conoces el resultado final. El drama es impecable y logra atrapar incluso a aquellos que nunca han tenido contacto con el tenis profesional pues se toma su tiempo en la introducción de sus personajes, sus títulos y ciertas reglas del tenis que permitiendo la completa comprensión de los acontecimientos. Disfruta Borg vs McEnroe en tu cine favorito a partir de éste 22 de septiembre.

Crítica realizada por Adriana Álvarez

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