Perfectos Desconocidos | Crítica

Una película dirigida por Álex De la Iglesia, quién en el 2014 realizó un documental sobre el futbolista Lionel Messi, Perfectos Desconocidos es un remake del film original italiano ‘Perfetti sconosciuti’ que se estrenó en enero de 2016 y fue ganadora de los Premios David di Donatello a la mejor película y al mejor guión, además de recaudar casi 20 millones de dólares en Italia. En su versión española Jorge Guerricaechevarría junto a De la Iglesia quienes ya han colaborado juntos, mantienen una amistad creativa y les ha llevado a una adaptación sensacional, dramática y muy cómica.

La trama es ácida y de humor negro, que parece enaltecer los nervios cotidianos de la sociedad conservando mucho sentimentalismo sobre las relaciones interpersonales contemporáneas y cómo es que la humanidad traslada dependencia a los teléfonos celulares depositando casi íntegramente su persona, escondiendo los más sórdidos secretos o el peor de los chismes.

Todo comienza con narrativas individuales en donde sus personajes se preparan para asistir a la tradicional reunión con las amistades que por lo menos una vez al año normalmente nunca puede faltar, pero para ésta ocasión en especial algo fascinante alumbrará el cielo: Un eclipse lunar adornará de rojo la ciudad; 3 parejas y un séptimo compañero – que excusa la ausencia de su novia porque está enferma – deciden dejarse llevar por el misticismo para emprender una divertida aventura al permitirse dejar todos sus teléfonos móviles al centro de la mesa y leer en voz alta cada mensaje recibido, consultar respuestas y contestar con altavoz todas las llamadas como parte de un ejercicio de confianza.

El grupo está conformado por una variedad de personalidades que en conjunto hacen de una pandilla formidable; ahí se encuentra una psicóloga que pregona sobre sus aptitudes de observación, casada con un caballeroso esposo que demuestra gran ímpetu a la hora de educar sexualmente a su hija; por otro lado tenemos a la pareja de recién comprometidos que lejos de sentirse fuera de contexto, visualizan esa ilusión que las personas esbozan antes de concebir matrimonio; por último la pareja de profesionistas que parecen estar en competencia hasta para quitarse las bragas. Y ahí se encuentra el compañero desaliñado que ha perdido su empleo de manera injusta escondido tras la apariencia.

No puedo negar que hubo carcajadas con semejante diálogo, porque efectivamente el film lleva cada detalle y cercanía que te involucra desde cómo dicen sus líneas hasta lo que podría repercutir en la discusión, creando un ambiente de confort.

La luna eclipsada que se vuelve roja y precisa un evento paranormal presagiando supuestamente locura desmesurada en quienes presencian dicho fenómeno, por lo que encuentro no dejaba de pensar en una referencia muy particular con el planetoide de Lars Von Tier en ‘Melancholia’, que sumerge a sus allegados a frustraciones que progresivamente desencadenan un comportamiento compulsivo.

En Perfectos Desconocidos, el estrés radica en recibir algo de alguien en el momento menos indicado, porque para ser más claro, aquí nuestros personajes son personas de 40-50 años que siempre procuran vivir como se supone y no decir lo que no se debe, no obstante, las inquietudes por el evento fantástico y una conversación sobre fidelidad, confianza y lealtad envuelven el ambiente tenso como para retarse entre sí, procurando sacar los trapitos al sol antes de salir quemado\a.

Es gratificante contemplar el retrato de las vidas humanas en la actualidad, atrapadas en dispositivos y esclavas de sus propios deseos, donde se ven obligadas a reprimir cada inquietud que pueda echar a perder la buena vida que llevan, por lo que serán capaces de coincidir en muchas situaciones que ponen en riesgo la reputación, su matrimonio y amistad.

Ya casi no sabría qué decir para elogiar la cinta, porque sus interpretaciones son muy naturales que convencen durante toda la conversación que parece a manos libres y es sencillamente antológica, así como su contención además junto a eso nadie desmerece en ningún momento: Eduard Fernández tan franco y coherente, ni Juana Acosta bebiendo desbocada hasta alcanzar el cielo, Ernesto Alterio mojigote y audaz, la inocencia mortificada de Dafne Fernández, la habilidad seductora de un estupendo Eduardo Noriega, una Belén Rueda como nunca y ese Pepón Nieto que acaba siendo la inflexión de una grupo de desgraciados que seguramente en alguna de sus hazañas alguno\a se identificará.

Ampliamente recomiendo Perfectos Desconocidos, se disfruta sin lugar a dudas desde su teatralidad en cómo se desenvuelven sus personajes hasta reconocer el verdadero reto de rodaje porque procura continuidad en todo su desarrollo ya que ocurre dentro de una sóla habitación la cuál, se supo utilizar perfectamente los espacios para encuadrar buenas fotografías que perfilan el atractivo físico de los\intérpretes.

Crítica realizada por Favián Cávdez

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