¡Qué tacaño! | Crítica

Cuando el amor al dinero se excede como para mantenerlo estancado en ahorros ilusos y hacerte creer que es la mejor inversión de tu vida, es ahí el momento indicado de reflexionar sobre dichoso instrumento.

Fred Cavayé en su dirección nos lleva a conocer la transformación de un hombre que jamás en su vida ha correspondido lo que recibe y por ende, tiende a una manía desmesurada a evitar gastar o mejor dicho, siempre encuentra la manera de ahorrarse aquello que cualquiera ni notaría un malgasto.

Al principio la película es encajosa y te disuelve en una historia apática en la que quizá no sientas identificación por aquello del consumismo.

BIENVENIDOS A LA MODERNIDAD, EL MALGASTAR ES UN BIEN NECESARIO (?)

Françis Gautier (Dany Boon) es un violinista cuarentón que no muestra aspiraciones ni ambiciones, da clases y siempre busca la manera de no gastar o pagar poquito; pronto llega a su vida alguien que jamás esperó: Laura (Noémie Schmidt) quien fue producto de su tacañería y además diciendo que es su hija.

La interpretación es muy cómica, Dany Boon se ve orillado (que más bien sería empujado) a salirse de esa jaula mental, dar un paso más adelante sobre todo el paradigma y así aprender a fluir entre dar y recibir para así reflejarse en lo material, ¡no ser tan tacaño!

Su propuesta me ha hecho pensar sobre los gastos hormiga que desfalcan ya sea por comodidad o incluso costumbre, sin darme cuenta que tras un buen ahorro, detrás podrá haber algo que sea una excelente inversión.

Quizá el modelo económico ha hecho que bastantes de nosotros solamos satisfacer muchas necesidades que hasta nos da pereza pensar-sentir en la realidad, y sólo en las películas podemos caer en cuenta lo mucho que significa la herramienta del dinero, pero hoy ando bien buena onda y me doy un consejo a mi mismo y se los comparto: ¡YA DEJA DE GASTAR EN P3ND3J4D4$!

Crítica realizada por Favián Cávdez

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