Voraz | Crítica

Me está dando miedo escribir esta crítica sobre la cinta Voraz, pues como es cine de arte y ya fue ganadora del FIPRECI en la semana cultura de Cannes 2016, además de recibir alabanzas al por mayor entre los varios sitios especializados en películas, entonces mi mente se inclina por no saber qué decir, pero como una crítica es la mera opinión del editor, me valdrá un poquito el resto de los comentarios y aquí les va.

TRADUCCIONES BELLÍSIMAS

“Grave” es una película francesa-belga, traducida al inglés como “Raw” (Crudo) y a nuestro español por las brillantísimas sociedades de doblaje como “Voraz”. No bueno, nada qué ver en ninguno de los casos porque debería titularse “Grave” o “Malo”. Pero eso no es de mi incumbencia.

Voraz, de la directora Julia Ducournau (Ni le ciel, ni la terre), la cual trama una historia de transformación mental y física de Justine (Garance Marillier, It’s not a cowboy movie), quien recién entró a la escuela de veterinaria, siguiendo los pasos de sus padres y también hermana (Ella Rumpf, Summer Outside), además de llevar la misma dieta vegetariana a la que todos están regidos desde antes que ella naciera. Justine no tarda en descubrir que de alguna manera no encaja como ella sentiría normalmente, pero es una novatada universitaria la que le provoca caer en cuenta que su mente, su cuerpo y sus deseos han estado siendo demasiado reprimidos, y es hora de comer carne. Pero comer carne en serio.

A estas alturas del año ya deberían saber que Voraz trata el tema del canibalismo, pero han sido “psicoanalistas cinéfilos” quienes han desmenuzado el verdadero deseo de la directora Ducournau de mostrar en la pantalla -o al menos eso dicen-, pues más que comer carne humana, Voraz explora cómo una niña se convierte en mujer y desentierra sus verdaderos deseos gracias a un pequeño incidente con la carne. Según estos dichosos conocedores.

Sea el enfoque psicológico y artístico que el público quiera darle a Voraz, y a pesar de que intenten verse súper inteligentes y cultos a la hora de describir un filme de horror, Voraz no deja de ser una película mala. No pediré disculpas por decirlo abiertamente -y en verdad es hora de que alguien sea honesto-, pero Voraz busca mostrar un viaje mental de una niña que intenta luchar contra su verdadero “yo”, valiéndose de escenas que alargan la espera del verdadero nudo, con detalles innecesarios que solo intentan dar más información al espectador, pero no aportan nada a lo que Justine explora durante el primer año escolar.

En ocasiones la lentitud del filme se agrava con distracciones de la verdadera trama, para enfocarse en situaciones que no se vuelven a entrometer en el desenlace de la historia, agregando segundos o minutos que bien se los podían ahorrar, o en su defecto debieron ser invertidos en más escenas simbólicas o sustanciales del trastorno que Justine empezaba a desarrollar, y que en una actuación decente, Marillier convence al público de su sentir y pensar, gracias a gestos faciales bien logrados.

Entiendo perfectamente que la película es del género “horror”, lo cual me hace pensar que debí sentirme horrorizado con varias escenas o situaciones dignas de sentir un intenso “no te pases ca$%&#n”, pero el sentimiento percibido durante la proyección no dejó de ser “asqueado” por lo explícito de los actos y maravilloso e impecable maquillaje -eso sí-, el cual logra rayar en lo sublime por el realismo alcanzado; así que si son débiles de la pancita, mejor ni le hagan porque no hay versiones con clasificación A para que puedan disfrutar de la aventura de Justine.

Ya sé que no es “aventura”, no me odien cinéfilos de hueso colorado, es sólo que no puedo ir con la corriente y alabar a Voraz, cinta que ve su “horror” y guión enredado en tomas insípidas y a veces plagadas de desnudos innecesarios, actos gays sin sentido o hasta rituales de novatos que terminan por cansar. ¿Que todo es parte de la narrativa para un mayor entendimiento de la película? No, no es así en esta ocasión. La edición de Voraz se permitió agregar partes irrelevantes para incrementar tiempo de proyección y no entregar una cinta de media hora de duración, y en vez de concentrarse en maximizar los eventos mentales de Justine, se dedicaron a platicarnos una historia que cuenta con música incidental muy parecida a las “películas de miedo” de Pedrito Fernández. Y como muestra, el siguiente video.

VEREDICTO

Hay dos motivos por los que jamás deberán ver Voraz: si son asquerosos y no soportan ver sangre a chorros, o porque no desean ver una película que “intenta” hacer un viaje psicológico ayudándose de recursos visuales explícitos para impresionar. Neta, hay películas que se meten en la psique humana e impactan por su argumento y no se valen de trucos morbosos, y luego está Voraz, que gracias a la ingesta caníbal de una niña, se gana el aplauso por el único hecho de atreverse a ser grotesca en un mundo que en efecto es crudo. Y probablemente por ser extranjera. ¿Sería igualmente de adulada si esto se le hubiera ocurrido a un director estadounidense? ¿Si fuera producción norteamericana? ¿O si la actriz fuera una señorita altamente pagada y alguna vez nominada al “sobrevalorado” Oscar?

El problema de Voraz es que a pesar de ser así, cruda, tiende la cama para que las cosas le salgan a la perfección a la directora, sin darse cuenta de que existen unos hoyos enormes en el guión que no todos los espectadores querrán reconocer, pues sería “inadmisible no elogiar esta película”.

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