Descubriendo a Morrissey | Crítica

Descubriendo a Morrissey (England is mine) película co-escrita por su director Mark Gill y William Thacker, la cual consta de una biografía no autorizada del icónico Morrissey, ubicada en su juventud durante la época de los 70’s, plasman su vida antes de la integración a la banda The Smiths, contándonos con mucha insignificancia algunos sucesos que nos sumerge a una propuesta desfocalizada y poco entretenida.

La historia no se percibe que se profundice en el protagonista Steven Patrick Morrissey (Jack Lowden) ya que tiende una superficialidad ante el razonamiento y la filosofía del cantante, de hecho, puede entenderse como un audiovisual que no tiene rumbo porque no goza una definición de secuencia a las eventualidades.

Es aburrida, hueca y poco bizarra. No refleja la intensidad ni el sufrimiento que las personas con la condición depresiva viven día a día. Retratan a un personaje tímido, extra y ácido con mirada triste y desaliñado, marginado social y muy perspicaz para expresar sus pensamientos-sentimientos.

Muy probablemente si eres fan de Morrissey, durante el film no podrás asegurar exactamente si detestas o te ríes de los diálogos sin nada de inteligencia, quizá eso en lo personal a mi me causaba gracia para no enojarme por la pedantería y superioridad intelectual con la que nos presentan su comportamiento durante sus años de formación y visualización como una banda que conquistará Inglaterra.

Por si no conoces a Morrissey es de los precursores en el rock dirigido a las almas tristonas de los últimos tiempos, de hecho, el pasado sencillo “Spent the Day in Bed” puede darte una idea de que la onda jamás cesa, sino, aprendes a vivir con eso.

En Descubriendo a Morrissey puedes apreciar que su talento fue impulsado desde muy pequeño por su madre comprando libros, vinilos, revistas y una máquina de escribir, luego ya joven por una amiga que le insiste a que debe sacarle provecho a sus composiciones e interpretarlas él mismo, dándole el empuje moral al creativo.

Sin embargo, la condición psico-emocional en la que vive no le permite disfrutarse, en cambio se autodestruye y se reconfigura cada vez que desea morir hasta que nuevamente encuentra apoyo, ya sea de algún conocido que tenga misiones semejantes, amantes, amistades pasajeras y del público espectador-consumidor.

No tengo nada en contra, ni a favor, nada más que si me dispusiera a realizar una película sobre Morrissey, o cualquier otro\a cantante, por sentido común tengo expectativas a que habrá música y que cantará más de una vez.

Adoro los vestuarios, el estilo de la ropa que usan por consiguiente ahora son tendencia desde que los hipsters siempre reaparecen con otro nombre, una nueva etiqueta, una reestructuración semántica e innovación conceptual.

También he de confesar que me identifico mucho, pero a la vez no. Es decir, con ciertas cosas comparto y otras me es muy ajeno aunque empatizo con sus posturas y comportamientos de cada personaje. Por ejemplo, sólo uno por mencionar: Cuando por fin un guitarrista con un atractivo físico me invite a su casa para que cante mientras él toque… obviamente con esa facilidad, cuando ya tuviéramos nuestra primera presentación y tras eso, alguien le invita a formar parte de otra banda ya consolidada para hacer giras y necesitan sólo un guitarrista, tendré que aprender, a que si hubiera sido al revés –que ocuparan un cantante– al principio esperaría negociar pa’ llevarme al morrito al menos de repuesto en la banda.

Pero no todas las personas amamos igual, la voluntad y disponibilidad de cada quien es muy diferente, y sin embargo, eso no hace a nadie mejor o peor, simplemente describe dicho poder.

No obstante, no debería esperar a que el guitarrista hiciera lo mismo por mí, porque aunque sepa que probablemente no fuera a lograrlo me dolería más no haberlo intentado, y quién no intenta contigo lo mismo que tú, si no hay reciprocidad, no pasa nada, es miedo a pensar a que nadie lo hará y por eso tampoco lo haces o cuando lo haces, no sabes interactuar. Por eso a veces evitamos esa responsabilidad; hasta pagamos para que se hagan cargo de ella.

Así que en conclusión, si viste 500 of Summer y ‘There is a light that never goes out’ se agregó a tu playlist básico, no esperes mucho para que la disfrutes, si eres fan probablemente te disgustes porque el cuento está por encima de lo que has de saber. Por eso comprendo a Morrissey, imagínate que hagan una película sobre ti y tengas la fortuna de que sea aún en vida: “What a shame but thanks for the nonsense.”

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