Just Cause 4 | Reseña

No hay motivos para tomarse en serio ningún juego de Just Cause, y por supuesto que Just Cause 4 no es la excepción a la regla. Con “no tomarlo en serio” no me refiero a que no lo jueguen bien o algo así, estoy hablando de que el título por completo lo que tantos años los juegos ha intentado lograr en los usuarios, divertirse por completo sin respetar las reglas ni de la física ni de la lógica. Just Cause 4 tampoco es la excepción a la regla sin importar si sea una actualización de Just Cause 3, ni incluso si muchas páginas han dicho que carece de identidad.

CLARO QUE TIENE IDENTIDAD

Just Cause 4 es Just Cause por todos lados, aprovechándose de lo aprendido y obtenido en la entrega previa, esta edición vuelve a burlarse tremendamente de lo que es el héroe normal y perfecto por naturaleza para entregarnos un personaje con todas las ganas de destruir lo que se debe destruir y también lo que no se debe destrozar. Just Cause 4 es la personificación del meme en donde aparece un tanque de gasolina rojo con la leyenda “un buen gamer sabe lo que se debe hacer en esta situación”, y la obligación como gamer es hacerlo explotar. Bueno, Just Cause 4 es eso todo el tiempo, nos regala estas etiquetas rojas de precaución para que tengamos cuidado con el fuego cerca de estos productos inflamables… Como si fuéramos a hacerles caso. De hecho debería existir un anti-trofeo (algo que nos quite trofeos) por cada diez o veinte de estos objetos que no vuelen en pedazos.

Just Cause 4 sí tiene pies y cabeza especialmente en la historia que sin duda no tiene mucho atractivo pues es una mezcla rara de defender a los pobres civiles, encontrar piezas arqueológicas, descubrir lugares ancestrales y explotar objetos inflamables. El problema con Just Cause 4 es que sí hay cierto orden en la historia y la manera en cómo enfrentamos la consecuencia de las misiones que terminemos, pues no se trata solo de moverse por el mapa y ya, sino que cada vez que hagamos algo que se nos pida se nos irán desbloqueando más probabilidades de misiones, igual a más diversión.

Pero la pregunta importante es “¿Realmente necesito echarme la historia para divertirme?”. La respuesta sencilla es “NO”, un rotundo no. Sí se tiene más sentido al avance si uno decide darle seguimiento al relato del cual aún no estoy seguro de qué trata, pero en verdad la idea de salir al mundo abierto y explorar qué tantas cosas podemos destrozar, es una idea magnífica. Una vez que me fui desprendiendo de las obligaciones, salí a encontrarme con los enemigos -que son muchos y aparecen por oleadas bastante brutas- mismos que salían al quite y volvían a salir y salir y salir hasta que me cansaba y me iba a otro lado, he aquí lo que les decía de avanzar con la historia, si no cierran ciertas misiones probablemente algunos lugares no dejen de enviar refuerzos. Por otro lado los que no tenían este apego a la historia, podían destrozarse hasta los cimientos, por lo que la emoción y adrenalina se hacían sentir al máximo nivel.

¿ENTONCES QUÉ LE QUITA LA SERIEDAD A JUST CAUSE 4?

No estoy precisamente hablando de que no lo tome en serio como lo decía hace rato, la cuestión principal con Just Cause 4 son los gráficos, los diálogos, las físicas tan alejadas de la realidad y por supuesto la constante y absoluta destrucción, que va de la mano con la poca habilidad de los enemigos aunque traigan unos mega proyectiles atómicos, mismos que no le harán daño a Rico. Todo esto hace tan irreal a Just Cause 4 y con tanta desfachatez que por eso no sentirán que están ante un título digno de comprar o sacarle el platino, pero el error está ahí, porque todos esos “defectos” que algunos llamarían, otros les llamamos “oportunidades de diversión”, pues permiten que andemos mucho más libres y holgados en un mapa enorme lleno de paisajes naturales puestos para volar, pilotear, planear, andar en paracaídas y pasarse un rato bomba, sí, bomba como las que aventaríamos si nos topamos con un grupo de desgraciados.

No puedo negar que me acordé mucho de los demás Just Cause obviamente, así como de Saints Row y Far Cry, no porque sea una copia o se parezcan, sino porque emulan los sentimientos que me provocaban, así como de risas y momentos espectaculares que pocas veces se ven gracias al factor “destruye todo a tu paso”. Just Cause 4 carece de aburrimiento mientras tengamos el control, porque si se ponen a leer todas las cosas que nos dirán antes de empezar las misiones, sin duda terminarán con un fastidio tremendo, y no se trata de eso, Just Cause 4 es todo menos eso.

VEREDICTO

Si jamás han jugado un Just Cause, entonces imagínense Far Cry con Saints Row, y si no han jugado ninguno de los dos, entonces no tienen por qué esperar más, los descuentos en este título van a tardar en llegar por su alto contenido de diversión, emoción y explosiones, especialmente las últimas pues las etiquetas rojas están por todos lados pidiendo a gritos que les metan un plomazo para que el fuego consuma todo a su alrededor.

Just Cause 4 es el regalo perfecto en navidad para aquellos sobrinos, primos, amigos o cualquier familiar que guste de aventuras sin reglas y que busque tantas horas de adrenalina como quiera dedicarle.

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