La vida misma | Crítica

Conocida también como “Como la vida misma” de su título original Life Itself, se trata de una historia bastante melodramática construída por medio de cinco historias. Dirigida por Dan Fogelman, a quien debemos las cintas “Crazy, Stupid, Love”, Cars y la serie dramática This is Us, entre otros, La vida misma nos intenta sumergirnos en su narrativa, cosa que casi se logra, gracias a las actuaciones en gran medida del actor guatemalteco Oscar Isaac.

PARA LLORAR, O PARA ABURRIRSE

Sin duda La vida misma funciona sólo de dos maneras y para un sólo tipo de público; si les gusta ir a llorar al cine mientras son endulzados casi hasta terminar con diabetes, entonces tienen que ver La vida misma, ya que la cinta juega, y mucho, con esto, ya que por medio de sus varias historias nos presenta situaciones llenas de drama, sólo para hacernos soltar la lágrima, y luego pasa a momentos de felicidad, tan dulces que podrían matar. De esta forma se podría decir… se juega con el título, entregándonos sucesos… ¿como la vida misma? bueno, es interesante de pensar, pero eso ya queda a cada quien para juzgarlo.

Por otro lado la gente que gusta de dramas pero no son tan fanáticos del género, quizá se sientan abrumados, o aburridos de tanto melodrama, que como ya se habrán imaginado, es la base de toda la película. Melodrama, melodrama por todos lados de inicio a fin. Así que si son de los que compran palomitas (como cualquier persona normal), no las pidan con caramelo.

PERO HEY, TENEMOS BUENAS NOTICIAS

Lo que si salva la la película son las actuaciones; para comenzar tenemos un gran elenco conformado por Olivia Wilde, Annette Bening, Mandy Patinkin, Olivia Cooke, Laia Costa, Antonio Banderas y Oscar Isaac, con las voces de Samuel L. Jackson y Lorenza Izzo.

Dicho esto, aunque las interpretaciones son bastante buenas en general, lo suficiente para salvar toda la película, el actor Oscar Isaac es quien se lleva las palmas al entregar prácticamente todo su repertorio de trucos y habilidades de actuación, plasmando así todo un abanico de emociones que no los dejarán ni tranquilos, ni indiferentes a lo largo del largometraje. Otro punto a destacar es que prácticamente el cuarenta por ciento de la producción está hablada en español, así que es una buena sorpresa, ya que parte de la cinta transcurre en España.

Casi podría decir que por esto la cinta vale la pena, pero de nuevo, sinceramente deben amar mucho el género que nos presentan y además, perdonar una narrativa que en muchas ocasiones, pareciera se esfuerza demasiado en ser llamativa.

PERO NO ES DE AMOR

La vida misma no es una historia de amor, aunque el trailer así lo parezca, es una historia de varios personajes con sus propias vidas y que de una u otra forma son tocados por acontecimientos, algunos buenos, y otros trágicos; la cinta de esta forma nos enseña que la vida misma es un vaivén de instantes y situaciones, que nadie tiene una vida perfecta o ideal y que todos tenemos altibajos, o que al menos, nada está escrito y que un día todo puede cambiar para bien, o para mal. En pocas palabras así es la cinta. Una historia en cadena que repercute en la vida de todos los protagonistas, con tragedias y felicidad.

Ahora que… si esperan un final feliz…

¿RECOMENDADA?

La vida misma es de esas películas que puedes encontrar llamativas, o por el contrario, puedes aborrecer, en sí, no hay medias tintas. Te va gustar o no te va gustar. Punto. Esto porque intenta ser una historia realista, pero se esfuerza mucho; tampoco llama mucho la atención por su drama, porque su historia, o las historias que presenta no son tan bien elaboradas como para hacernos partícipes de lo que sucede en pantalla. Se juega mucho con los flashbacks y con un estilo de voz en off, lo que puede llegar a cansar al espectador, sobre todo por cómo se usan estos recursos.

Si eres muy fan de los melodramas, puede que te guste La vida misma, y si lo hace, seguramente será por sus interpretaciones y su mensaje, más que por su historia.

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