We Happy Few | Reseña

Aquí no importa si eres un magnate millonario, un cobarde vagabundo, una mujer o miembro de la milicia, el universo de We Happy Few es un lugar poco amigable.

Viviremos varias historias, pero cada una más oscura que la anterior, con un toque de Black Mirror, pero todas parten de un pasado devastador por lo que cada personaje tiene distintas habilidades; todos tienen una historia y muchísimas misiones secundarias. We Happy Few es uno de esos juegos que de tantas cosas que hay, te distraes (o confundes) fácilmente de la historia principal, sin embargo, cada pequeño rincón, o cualquier cosa inusual, podría ser una gran pista en la historia principal.

Todo inicia con Arthur Hastings, un vendedor de publicidad que dejó de tomar sus antidepresivos obligatorios. Nos encontramos en la Gran Bretaña post-WWII donde aparentemente los ingleses le han dado sus niños a Alemania con el fin de terminar la guerra, esto es un mundo donde debemos aprender a manejar los desechos que tengamos a la mano, saber cómo engañar personas y máquinas del gobierno y, en fin, saber luchar hasta la muerte con tu fiel paraguas…

A diferencia de otros juegos donde tienes que andas por la ciudad escondiéndote de ciertas personas, en We Happy Few cada movimiento que hagas tendrá que ser medido milimétricamente, ya que si caminas de espaldas (porque quieres ver qué hay detrás) esto levantará una alerta en las personas que están caminando alrededor; si empiezas a correr repentinamente, las personas se pondrán alerta de ti, si no finges tu estado “Joy” correctamente, las personas llamarán a los policías para capturarte. Siempre estarás nervioso de cómo reaccionarán las personas, incluso si tu forma de vestir no es la adecuada para el lugar o la ocasión, las personas a tu alrededor se pondrán agresivas o posiblemente tendrás a la mafia detrás de ti.

No recuerdo otro juego que provoque una ansiedad tan grande en el jugador como We Happy Few, existen juegos como Assassin’s Creed donde han convertido al sigilo en parte importante de la historia y mecánica del juego, pero el estrés que We Happy Few proviene de ser públicamente humillado, ser llamado como weirdo, ser perseguido y gritoneado por las calles hasta encontrar un lugar donde esconderse.

Jugaremos con tres personajes durante la duración del juego, todos destrozados a su manera. We Happy Few pudo ser un juego fuerte con una sola historia, pero las historias de Sally y Ollie le dan un toque generoso y enfermamente inteligente. Veremos a las mismas personas y mismos lugares, pero desde diferentes puntos de vista. Sally nos muestra como es el mundo siendo parte del sistema, aunque este lo utilice para esconderse, haciendo todo lo posible por tener una vida estable. Ella nos muestra que el tiempo es lo que importa. Por otro lado, Ollie es demasiado inteligente, con un afán por quitar los explosivos de las bombas alemanas, pero también es un diabético en un mundo donde no hay farmacias con sus medicamentos.

Muchos de ustedes se encontrarán con obstáculos con la forma en que el juego se maneja. Hay momentos en que toca temas demasiado sensibles con el mundo tan “real” que representa y los temas distópicos de niños separados, fake news y el hecho de que Gran Bretaña se separa de Europa. No buscamos que los videojuegos cambien el mundo, ni la forma en que lo vemos, pero sí es importante que de vez en cuando los juegos cuenten las historias sobre lo bueno que es nuestro mundo actual, a pesar de sus defectos.

De hecho, por esta tremenda y profunda historia, así como su narrativa y algunas mecánicas, fácilmente se le pueden perdonar uno que otro defectillo que tiene por ahí. En un mundo idóneo, un estudio de desarrollo debería arreglar estos detallitos, pero haciendo cuentas que Compulsion dedicó todo su tiempo a Arthur, Sally y Ollie, los comprendemos enormemente.

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