No Mires | Crítica

El sello característico del género de terror es la intervención de adolescentes, ya que estos al ser más perspicaces tienen a tener mejores reacciones que involucran al público. No Mires entra con paso firme a esta clasificación, pero más que un terror de monstruos o de gore (sangriento), es más un terror psicológico con unos tintes de paranormal, aunque al final ya no supimos en qué quedó.

Maria (India Eisley) es una adolescente que vive con el clásico estereotipo de padres, una madre sumisa y bondadosa que solo quiere que su hija se abra al mundo, aunque su padre es todo lo contrario, él quiere tener a una hija modosa, que se sepa arreglar para cada ocasión y sea educada y responsable. Maria se está en una etapa complicada de la adolescencia, si bien empieza a sentir atracción por los chicos, también les teme, lo que la hace vulnerable en todos lados. Conforme avanza la película, vemos que María nos es la niña pura y virginal que aparenta en el exterior, ya que recurre a método de auto-placer para liberar su estrés, pero ¿solo es una chica normal con problemas normales de adolescente o está sucediendo algo más siniestro?

El guionista y director de No Mires, Assaf Bernstein utiliza un mito que durante centenas de años se ha mencionado a lo largo de la historia. Para bien o para mal, los espejos siempre han sido considerados como portales a otros mundos, y el mismísimo reflejo de nosotros, pero en un universo alterno y en este caso, maligno. Sin embargo, Bernstein también les otorga a los espejos la función del liberalismo y autorreflexión de qué soy, qué quiero hacer y cómo lo voy a hacer.

Recuerden, no hay peor crítico que uno mismo, por lo que las personas suelen regañar, gritarle, ovacionar, chulear y alagar a su reflejo en el espejo, y esto es completamente válido, pero ¿qué pasa cuando tu reflejo te comienza a responder? Maria se encuentra es una interrogante ante tal hecho, pero será que Airam (su reflejo) es una parte escondida del subconsciente de Maria, o es un ente maligno que busca ser liberado?

En retrospectiva, No Mires nos muestra de una forma muy interesante el lado turbio de la perfección y la búsqueda de lo que queremos ser, pero sin pensar en el costo de esto. Maria, al ser hija de un exitoso cirujano plástico (Jason Isaacs), es muy consistente en criticar sus defectos físicos, siendo el punto en que, de cumpleaños, su padre le ofrece enderezarle las orejas, esculpirle la nariz, en fin, operaciones estéticas para elevar su autoestima, pero esto en vez de beneficiarla, la perjudica, permitiendo que Airam tome su vida más fácilmente. Amy (Mira Sorvino), la madre de María, pese a su pequeño papel en No Mires, tiene una poderosa función hacia el futuro de Maria. Perturbada por las pesadillas de sus tiempos pasados, ella es la piedra angular que moderará la situación reprimida de Maria y Airam a la vez.

No Mires es por mucho brutal en todos los sentidos, mostrándonos una realidad bastante cruda de que lo Airam está dispuesta a hacer para lograr su objetivo. Esta cinta es 100% voyerista, y aunque al principio lo puedes ver con cara de “pero si es solo una niña”, India Eisley como mujer ya tiene 25 años, y como María sólo se expresa su estatus en la universidad, por lo que debe tener al menos 21 años. Estos actos podrían parecer exagerados, incluso hasta perversión por parte del director, pero si miramos la película con ojos críticos, todo evoca a lo que esta chica está dispuesta hacer para ser notada.

En No Mires, María es deseada y temida, denigrada y elevada en igual medida por amigos, familiares y compañeros. Refleja (intenta decir) muchas de las cuestiones que las mujeres jóvenes de hoy deben enfrentar, haciendo distinciones claras entre la sexualidad y la madurez que vale la pena tomar en cuenta. Y si bien la película podría convertirse en un trampolín hacia debates importantes y emocionales, en el fondo es una película de terror. Puede descartar el subtexto y la simbología y seguir disfrutando de una montaña rusa que es emocionante y difícil de soportar.

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